sábado, 2 de mayo de 2015

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TIEMPO

En esta redacción voy a exponer mis pensamientos acerca del tiempo. Es algo que siempre me ha fascinado. ¿A quién se le ocurriría por primera vez “crearlo”? Digo “crearlo” porque no es exactamente que se haya creado, sino que se ha impuesto, por así decir. Voy a intentar profundizar un poco en este tema. El tiempo es la duración de las cosas sujetas a cambio o de los seres que tienen una existencia finita. Así viene definido en internet. Yo lo definiría como una magnitud creada por el hombre para “controlar” las cosas, digamos. Lo escribo entre comillas porque, aunque con el tiempo pretendemos organizar y controlar las cosas, nosotros no podemos controlar el tiempo. Algo irónico, ¿cierto? Es algo que transcurre, aunque no lo queramos así, e incluso de manera que no nos damos cuenta. Tú puedes mirar tu reloj (analógico, no nos pongamos quisquillosos, y sin manecilla de segundos) y saber qué hora es. A los cinco minutos lo vuelves a mirar, y han pasado cinco minutos y lo puedes probar: la manecilla está en otro sitio. Pero ahora quédate mirándolo cinco minutos: no vas a notar la diferencia. El tiempo transcurre de manera que, por así decirlo, percibes períodos. Otro ejemplo es mirar el amanecer. Tú no notas que el Sol se eleve en el cielo si lo observas todo el rato, pero si dejas de mirarlo por un momento, sí notas que ha cambiado de posición. Lo mismo pasa cuando crecemos. Ahora vamos a abarcarlo de otra manera: el tiempo es la manera que tenemos de cuantificar la vida de la gente. Y a la relación entre el tiempo y la vida es a donde quería llegar. La vida es corta, impredecible, tienes un tiempo determinado de vida, que no conoces. Un día, por desgracia, ese tiempo se ha consumido, sin saber por qué ni cómo. Pero sucede. En ocasiones es una gran tragedia, no nos lo merecemos. Un claro ejemplo es el trágico accidente de avión que acabó con la vida de 150 seres humanos. Dieciséis de esos seres humanos eran adolescentes alemanes de 15-16 años que habían estado una semana de intercambio en España. Ninguno de esos jóvenes, ni ninguno de los pasajeros de ese avión se lo esperaba. Ninguno sabía que subirse en aquel avión iba a ser lo último que hicieran en la vida. Con esto quiero decir que la vida es un conjunto de momentos, no sabemos cuántos, y que tenemos que aprovechar al máximo. Y creo que la filosofía es una herramienta para conseguirlo. Cuando uno tiene estos momentos en los que está en su mundo, creyendo que no piensa, que pierde el tiempo, seguramente sea lo más importante que haya hecho a lo largo del día. Es un tiempo que dedicamos a pensar sobre este tipo de cosas y a reflexionar profundamente sobre temas de gran relevancia en nuestras vidas. Es un tiempo que, sin darnos cuenta, dedicamos a la Filosofía, a esas preguntas filosóficas que cada uno respondemos para nosotros mismos de diferente manera. Me refiero a que aunque lo creamos, no perdemos el tiempo en cosas insignificantes, lo que tenemos que hacer es mirar la vida desde un punto en que lo insignificante no exista, que todo sea relevante. Si algo no fuera relevante para nosotros, ni siquiera nos molestaríamos en hacerlo. Hay que aprovechar la vida al máximo, positivamente, y así lograremos hacer lo que nos propongamos, e incluso tal vez en un futuro alguna de las grandes preguntas filosóficas puedan ser por fin respondidas.

Alguien con una vida interior activa

No hay comentarios:

Publicar un comentario