martes, 24 de marzo de 2015

La felicidad como modo de vida

En este breve ensayo expondré mi humilde concepción de la felicidad, tras haber hecho una extensa reflexión al respecto.
Primeramente he de dejar claro que esto está orientado desde mi punto de vista agnóstico, por lo que no creo en la inmortalidad del alma del ser humano.
Actualmente no hay una concepción única de la felicidad, pero presuponiendo que universalmente se cree que la felicidad supone algo positivo para el individuo, algo que agrada, al no tener un alma infinita y al no poder obtener la felicidad en otra vida, sino solo en esta, desde mi punto de vista, creo que cada persona, en la vida, ha de intentar alcanzar su felicidad individual. Digo individual porque, al no haber una definición única de felicidad, cada individuo tiene una concepción distinta de la misma, a cada uno le hace feliz una cosa, por lo que debe intentar llegar a ella. Por ejemplo como Descartes decía: “aplicar mi vida entera al cultivo de la razón y por ello de la felicidad”. Para él la felicidad era el fin último del ser humano y consideraba que para llegar a ella había que cultivar tu propia razón, es decir, conseguir el grado sumo de conocimiento, para él, ampliar conocimiento era llegar a la felicidad. Pero para otra persona puede que no sea así, otro individuo puede considerar que su felicidad es acumular bienes y riqueza, si es su modo para alcanzar su felicidad, adelante, que llegue a ello, eso sí, siempre y cuando no explote a otras personas evitando así que estas alcancen a su felicidad. Nadie ni nada debe determinar lo que haga feliz a cada individuo, aunque desgraciadamente esto sucede (este punto lo concluiremos más adelante).
Considero así que todas las formas de entender la felicidad son válidas, ya que provocan un buen paso del individuo por este mundo. Todas las felicidades lo son, menos un grupo selecto de ellas: las que no permiten a otros individuos llegar a su felicidad. Por ejemplo, el nazismo, que intenta conseguir una “raza” (va entre comillas porque solo hay una especie y es la especie humana) que ellos consideran perfecta, su fin es conseguir dicha “raza”, eso es lo que les hace felices. Pero esto no se puede permitir, ya que llegar a esa sociedad que quieren crear supondría privar a otros individuos de llegar a su felicidad.
En cuanto a la sociedad, en mi humilde opinión, y junto a la de otros filósofos como Rousseau o Kant, considero que esta debe estar estructurada para permitir que todos sus individuos alcancen su propia felicidad, además de ofrecer a todos los individuos un camino para llegar a su felicidad individual. La sociedad no debe determinar la toma de decisión del individuo de lo que le hace feliz, aunque, en ciertos casos, la sociedad orienta a algunos individuos a encontrar un fin en la vida que les haga felices y por el que luchar, pero desgraciadamente, la sociedad actual, modifica o infiere muy fuertemente en el fin de muchas personas, cosa que se debería reformar; por ejemplo, ciertas personas toman como referencia de vida algún famoso o el cantante de turno y su felicidad es llegar a tener esa vida, eso es respetable porque, como ya he dicho, todas las formas de concebir la felicidad son válidas, pero no considero justo que la sociedad influya tanto dentro del individuo determinándole sus objetivos de vida y determinándole su felicidad. La toma de decisión de lo que haga feliz a cada uno tiene que ser racional y en la medida de lo posible no determinada, aunque todo este determinado de una manera u otra, tanto directa como indirectamente, tema en el cual no profundizaré en este ensayo.
En conclusión, considero que todo ser humano ha de organizar su vida en torno a lo que considere que le haga feliz, siempre y cuando no se interponga en la felicidad ajena.
Una persona en busca de su felicidad

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